The Parable of the Sower is featured in 3 of the 4 Gospels so it’s a really important parable to pay attention to. Even in Mark’s Gospel, Jesus goes as far as to say if you don’t understand this parable, how will you understand any of the parables? Jesus felt this was worthy of an explanation in all 3 Gospels, and here’s how I understand what Jesus was saying to his people in first-century Palestine.

Jesus’ people were a subjugated people, living under Roman imperial oppression, occupying their ancestral lands. If they tried to rebel, the Romans enacted horrific acts on them. They were largely farmers, but what we would understand as sharecroppers. They were also day laborers and peasants, whose labor went to constructing great palaces for the Romans. Can you imagine what Jesus might have felt seeing his community experience a great deal of inequality, poverty, and exploitation?

So seeing all this injustice around him, Jesus was very critical about the injustices that were exercised by the Roman elite and religious leaders who sided with them.

The central teaching Jesus shared with his people was that we must work together to usher in the Kingdom of God here and now and reject the Kingdom of Rome. Actualizing the Kingdom of God meant being free from Roman oppression! Jesus lived that out in incredibly daring ways. He pushed religious and cultural tradition to center the most marginalized, he invited people to leave their comfortable life, he broke bread and barriers with those you “weren’t” supposed to be with, and, most importantly, he stayed faithful to that vision even if it meant “carrying your cross,” which in his time meant that it would lead you to a Roman execution, the crucifixion.  

This is a groundbreaking vision and calling! A world where everyone, including women and poor are equal and valued…people from different ethnic backgrounds eating together…Jewish people finally living on their land free from imperial occupation…You can almost feel the hope, excitement and THE CHALLENGE that Jesus was proposing to his people. “To get to this Kingdom of God, we need to act.” This is the Word, the seed, that Jesus references in his parable of the sower.

It’s a challenge parable! Jesus is challenging us to act boldly and to take risks in the pursuit of justice

And what I love most about this parable is that Jesus uses nature and the elements to explain his core message, so that everyone could understand.

So let’s jump into the birds. Jesus says that when someone doesn’t understand the challenge of the Kingdom of God, the evil one just snatches it up before it takes root in our heart. This might look like being so moved by someone’s testimony about the climate crisis at a nice benefit dinner, but going back to your old habits of consumerism and energy waste after the dinner. So scaring the birds in this case would be to reflect deeply on the invitation from this testimony and to ask God and your community what steps you all can take to address this issue.

Then Jesus moves to the rocks where we might be incredibly inspired after going to an immigrant rights protest and you begin volunteering with a local organization. But after some time with them, you notice your neighbors and family making comments about you and criticizing your involvement with them, so you stop going. Throwing out the rocks might look like throwing out the rocks of people-pleasing and caring what others think of you. Throwing out these rocks makes more room in your heart to listen to where God needs you.

Then Jesus talks about the thorns which might look like when people get caught in their comfortable life. These are the thorns of “I’m too busy,” “I just want to chill and relax,” or worst yet, “I don’t want to go to that neighborhood.” These are the thorns that are normalized but they keep us in a trap of privilege and comfort. These are the most dangerous thorns because they prick you but they prick the whole world! Pruning these thorns might look like going to your block club meetings, or forming a robust social justice ministry at your parish. And the thing about pruning is that you have to constantly keep doing it.    

Just like scaring the birds and throwing out the rocks. How are we making our heart and soul fertile soil where the Word can bear good and holy fruit? Where instead of making excuses about our time, energy and comfort level, we say yes to Jesus’ challenge.

We are in a historical moment where our actions have tremendous consequences. The Spirit is calling and has beencalling out to each of us to let the Gospel challenge fall on rich soil. As collaborators with God, we are meant to be OUT in the world, organizing for equality, helping one another, innovating tradition, and so much more.  

Let us never fall in the trap of believing that Jesus’ parables were just some interesting short stories because we risk missing the entire point of the Gospel message and Jesus’ mission, altogether. Parables were meant to unsettle Jesus’ people and us today. So let’s reflect on our own birds, rocks and thorns that prevent us from rising up to this challenge - the pursuit of justice and equality in our communities.

La parábola del sembrador aparece en 3 de los 4 evangelios, así que es una parábola muy importante! Incluso en el Evangelio de Marcos, Jesús llega a decir que si no entiendes esta parábola, ¿cómo entenderás las otras? Jesús sintió que esta parábola merecía una explicación y así es como yo entiendo lo que Jesús le estaba diciendo a su pueblo en Palestina del primer siglo.

El pueblo de Jesús era un pueblo subyugado que vivía bajo la opresión imperial romana quienes ocupaban sus tierras ancestrales. Si intentaban rebelarse, los romanos ejecutaban actos horribles sobre ellos. Eran en gran parte agricultores, y también eran jornaleros y campesinos, cuya labor se destinaba a la construcción de grandes palacios para los romanos. ¿Te imaginas lo que Jesús pudo haber sentido al ver a su comunidad experimentar tanta desigualdad, pobreza, y explotación?

Entonces, al ver toda esta injusticia, Jesús fue muy crítico con las injusticias que ejercían la élite romana y los líderes religiosos que estaban del lado de ellos.

La enseñanza central que Jesús compartió con su pueblo fue que debemos trabajar juntos para el Reino de Dios aquí y ahora y rechazar el Reino de Roma. ¡Actualizar el Reino de Dios significaba estar libre de la opresión romana! Jesús vivió eso de maneras increíblemente audaces. Empujó la tradición religiosa y cultural para centrar a los más marginados, invitó a la gente a dejar su vida cómoda, comió y rompió barreras con muchas personas diferentes y, lo más importante, se mantuvo fiel a esa visión. Hasta que él tenía que “cargar su cruz”, que en su tiempo significaba que te llevaría a una ejecución romana, la crucifixión.

¡Esta es una visión y un llamado increíble! Un mundo donde todos sean iguales y valorados, incluyendo las mujeres y los pobres,... personas de diferentes orígenes comiendo juntos... los judíos finalmente en su tierra libre de los Romanos... Casi puedes sentir la esperanza, la emoción y EL RETO que Jesús proponía a su gente. “Para llegar a este Reino de Dios, necesitamos actuar”. Esta es la Palabra, la semilla, a la que Jesús hace referencia en su parábola del sembrador.

¡Es una parábola de desafío! Jesús nos desafía a actuar con valentía y a correr riesgos en la búsqueda de la justicia

Y lo que más me gusta de esta parábola es que Jesús usa la naturaleza y los elementos para explicar su mensaje central, para que todos puedan entender.

Empezando con los pájaros. Jesús dice que cuando alguien no entiende el desafío del Reino de Dios, el maligno lo quita antes de que eche raíces en nuestro corazón. Esto podría parecer estar tan conmovida por el testimonio de alguien sobre la crisis climática en una cena benéfica, pero volver a nuestros viejos hábitos de consumismo después de la cena. Entonces, asustar a los pájaros en este caso sería reflexionar profundamente sobre la invitación de este testimonio y preguntarle a Dios y a su comunidad qué pasos pueden tomar para ayudar este problema.

Luego, Jesús habla de las piedras donde por ejemplo podríamos estar muy inspirados después de ir a una protesta por los derechos de los inmigrantes y luego te envuelves con una organización. Pero después de un tiempo con ellos, notas que sus vecinos y familiares hacen comentarios y critican su relación con ellos y paras de ir. Tirar esas piedras puede parecer como tirar las piedras de agradar a la gente y preocuparse por lo que los demás piensan de ti. Tirar estas piedras hace más espacio en tu corazón para escuchar dónde Dios te necesita.

Luego, Jesús habla de las espinas que pueden aparecer cuando las personas quedan atrapadas en su vida cómoda. Estas son las espinas de "Estoy demasiada ocupada", "Solo quiero descansar y relajarme" o, peor aún, "No quiero ir a ese barrio". Estas son las espinas que nos mantienen en una trampa de privilegio. ¡Estas son las espinas más peligrosas porque no solo te pinchan a ti pero pinchan al mundo entero! Cortar estas espinas puede parecer como ir a las juntas comunitarias o formar un ministerio de justicia social en su parroquia. Y lo que pasa con cortar las espinas es que tienes que seguir haciéndolo constantemente.

Al igual que asustar a los pájaros y tirar las piedras. ¿Cómo estamos haciendo de nuestro corazón y alma un terreno fértil donde la Palabra pueda dar frutos buenos? Donde en lugar de poner excusas sobre nuestro tiempo y energía, decimos sí al desafío de Jesús.

Estamos en un momento histórico donde nuestras acciones tienen tremendas consecuencias. El Espíritu está llamando y, ha estado llamando, a cada una de nosotras para que el desafío del Evangelio caiga en terreno fértil. Como las manos de Dios, estamos destinados a estar AFUERA en el mundo, luchando por la igualdad, ayudándonos unos a otros, innovando nuestra tradición y mucho más.

Nunca caigamos en la trampa de creer que las parábolas de Jesús eran solo algunas historias cortas interesantes porque corremos el riesgo de perder todo el mensaje del Evangelio y la misión de Jesús, por completo. Las parábolas estaban destinadas a inquietar al pueblo de Jesús y a nosotros hoy. Así que debemos reflexionar sobre nuestros propios pájaros, piedras y espinas que nos impiden estar abiertas a este desafío: la búsqueda de la justicia y la igualdad en nuestras comunidades.